Encontrase en las Redes: De la ola morada/verde en Finlandia

Desde hace un par de años, algunas inmigrantes de origen latinoamericano viviendo en la Finlandia, hemos empezado a reforzar los lazos que nos unen en nuestros afectos y dolores diversos pero conectados por nuestra experiencia de ser migrantes en estas latitudes. Necesitábamos saber quiénes éramos, conocernos y sobretodo reconocernos, pues a pesar de los años, lo poco o mucho que nos habíamos visto dentro de otros círculos (artísticos, académicos, basados en la nacionalidad, etc.), nos faltaba mirarnos. A partir de la fuerza que nos han dado las olas morada y verde desde el otro lado del océano empezamos de nuevo a reencontrarnos pues sentimoscomo nuestro el grito de “Ni una menos, vivas nos queremos!”.

Hace unos días nos enteramos de la visita de la feminista y socióloga peruana Gina Vargas a la Universidad de Helsinki. Como es la costumbre de la academia (aquí y en todo el mundo) sus conferencias serían dadas en las aulas con las puertas “abiertas”, o sea únicamente para quienes tuvieran la posibilidad de asistir sin perder un día de trabajo. Al enterarnos de dicha visita, algunas (dentro de Somos La Colectiva) decidimos que teníamos hacer presencia y quienes tuvieran disponibilidad de tiempo debían ir. Otras de la Red de Mujeres en Finlandia propusieron hacer algo más. Y así, con la disposición del anfitrión (profesor finlandés de dicha Universidad) y la positiva insistencia de una compañera peruana (de Askelten Palo), pudimos organizar el evento en ‘La esquina del saber (Tiedekulma)’: “Conversatorio de Feminismos Latinoamericanos con Gina Vargas”.

En el espacio de típica decoración minimalista finlandesa y alrededor de una mesa con frutas en el centro, Gina nos compartió con naturalidad y júbilo sus experiencias como activista dentro de los movimientos feministas en el Perú y en la llamada América Latina, Amerinegra, Amerindia, Amerimestiza, Abya Yala. Los encuentros con otros grupos feministas en la región (que se auto-proclaman negras, afrodescendientes, indígenas, mestizas, lesbianas y entre otras más) han marcado el desarrollo de su pensamiento y su activismo: un camino de reconfiguraciones, cuestionamientos, conflictos, y (des)aprendizajes.

Con mucha sensatez, Gina nos recordó que la relación entre patriarcado y las diferentes clases de dominación racial y de clases no son sencillas y requieren de mucha reflexión, deconstrucción y sobretodo sororidad. Llena de anéctotas, sus historias hicieron eco de muchas de las preguntas que todas nos hemos hecho ¿Qué son los feminismos? ¿Cómo atacamos las violencias que nos afectan como mujeres migrantes latinoamericanas, aquí y allá? ¿Cómo extendemos nuestras redes de solidaridad y enfrentamos el autoritarismo en nuestros países de origen, pues nos afectan como mujeres, hermanas, hijas y amigas? ¿De qué manera desafiamos los machismos, clasismos y racismos que trajimos en las maletas de nuestra migración? ¿Y las religiones: católicas y evangélicas? ¿Y las izquierdas con sus fracasos? ¿Y los llamados machos progres: feministas en la teoría pero machos en la práctica? Dos horas de conversatorio no fueron suficientes para dar cabida a los tantos diálogos que deseamos y necesitamos. Lo cierto es que desde nuestras presencias y ausencias en los dos o tres o cuatro o más territorios que habitamos como mujeres migrantes e hijas de migrantes hemos empezado a mirarnos, a hablarnos y quizá organizarnos.

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